Lecciones de Marco Aurelio

August 29, 2025

He leído varias veces las Meditaciones de Marco Aurelio y en cada lectura descubro algo distinto. Sus palabras resuenan de manera diferente según el momento de vida en que uno se encuentre. En un intento por abstraer esta sabiduría antigua, tomé notas de los pasajes que más me llamaron la atención y las organicé en categorías para poder consultarlas de forma más ordenada en el futuro.

Las Meditaciones son los apuntes personales de Marco Aurelio, el llamado emperador filósofo del Imperio Romano. En medio de batallas, política y crisis, encontraba tiempo para escribir sobre cómo vivir con serenidad y rectitud. Siguiendo el estoicismo, reflexionaba sobre la muerte, la virtud, el deber y la naturaleza humana. No pensaba en lectores futuros, eran recordatorios para sí mismo, ejercicios para mantener la calma y la claridad en un mundo agitado. Justamente por eso, hoy sus palabras siguen sonando cercanas, como consejos atemporales para cualquiera que busque vivir la vida con sentido.

Anteriormente, cuando escribí sobre el estoicismo, me enfoqué en sus principios generales: el control sobre lo que depende de nosotros, la virtud como único bien verdadero y la importancia de vivir de acuerdo con la razón. Al releer ahora las Meditaciones de Marco Aurelio, encuentro esos mismos temas, pero expresados como recordatorios íntimos: aceptar la muerte y el paso del tiempo, cultivar la paciencia frente a los ingratos, mantener la mente clara y no dejarse arrastrar por pasiones o distracciones. Es como ver cómo las ideas que estudié en abstracto se vuelven carne en la vida diaria de alguien que, además de filósofo, fue emperador. Si él pudo aplicarlas en medio de guerras, política y crisis, ¿qué excusa podríamos tener nosotros?

Lecciones

Reduje mis notas a 6 categorías. Algunas notas son citas textuales, otras son mi interpretación.

Acción y deber

  • Recuerda cada mañana cuando te levantes: ¿fuiste formado para solazarte?, ¿naciste para la pasividad o para la actividad? La naturaleza prescribió sus límites al reposo, como lo hizo al comer y beber.
  • Si otros que tienen pasión por su oficio se consumen en el ejercicio de sus obras, sin bañarse apenas y sin comer, ¿por qué tú no harías lo mismo?
  • No es justo suponer que si a ti te parece una cosa difícilmente realizable, sea por esto mismo imposible para todo hombre, antes bien, lo que es posible y correspondiente a un hombre, persuádete que también es asequible para ti.
  • Elimina la imaginación y céntrate en el presente. Analiza todo por su causa eficiente y material. No te pierdas divagando en los sueños.

Naturaleza y orden universal

  • Las cosas esenciales de la vida, como la muerte y la vida, la gloria y la oscuridad, el dolor y el placer, la riqueza y la pobreza, todo está repartido en la misma medida a los hombres buenos y los malos. Entonces, consecuentemente no son ni bienes ni males verdaderos.
  • Nada es nuevo, todo es trillado. Aprende del pasado.
  • No es razón enojarse contra las cosas, pues ellas no se cuidan de enojos.

Virtud y razón

  • Una vida virtuosa se guía por lo que antepusiere la inteligencia, evitando tragedias y llantos. Por esto la sola cosa que procuramos durante toda la vida es preservar la inteligencia de una deformación que vaya en contra a la naturaleza de un ser inteligente y sociable.
  • Respeta la facultad de opinar. Nunca dejes que una opinión infundamentada contamine tu recta razón.
  • Si te hayas dotado de razón, úsala.
  • Tu inteligencia será un producto de tus ideas habituales. Siendo así, impregna la tuya con una abundancia de pensamientos complejos que la estimulen.
  • Cuando te encuentres desconcertado, vuelve rápidamente sobre ti. No pases más tiempo del necesario fuera de tu sabiduría.
  • Mira con atención los principios que guían a los sabios, qué cosas evitan y cuáles desean alcanzar.

Tiempo y finitud

  • No se pierde otra vida que la que se vive y sólo se vive la que se pierde. Si no poseemos el pasado ni el futuro, ¿cómo podrían arrebatarlo de nosotros?
  • No vagabundees más, aprovecha el tiempo que tienes hasta que sea posible.
  • No obres como si hubieras de vivir 10.000 años. Lo irreparable está ya suspendido encima de ti, mientras vives, mientras es aún posible, sé hombre de bien.
  • Pon atención a lo que tienes entre manos. ¿Por qué aplazas hasta mañana hacer algo si lo puedes hacer desde hoy?

Disciplina y autodominio

  • Si vas a hacer algo, que no sea de mal grado ni sin previo examen. Conviene mantenerse recto sobre sí, sin necesidad de ser enderezado.
  • No te dejes llevar por las pasiones. A todo ímpetu el instinto ofrece lo que de la razón le toca.
  • El esfuerzo y esmero que le corresponde a cada acción debe ser proporcional a su valor propio y su justificación. De esta manera, te enfocarás en lo que de verdad importa.
  • Evita imitar “la conducta de los muchachos", es decir, seguir a ciegas una tradición rutinaria.
  • Busquemos ser como la roca en el mar: permanece inmóvil y a su alrededor desmaya la efervescencia de las aguas.
  • Si careces de ingenio, cualidades o virtudes, no te excuses a ti mismo, solo de ti depende conquistarlas. En la medida en la que no lo hagas, permaneces deliberadamente por debajo de tus posibilidades.

Relaciones humanas y sociedad

  • Siempre nos toparemos con ingratos e insolentes. Debemos recordar que estos vicios los tienen por ignorancia del bien y el mal. Sin embargo, uno entendiendo que es bueno y que es malo no puede recibir afrenta de ninguno de ellos, ni enojarse o aborrecerle porque somos parte de una misma inteligencia. Obrar como adversarios es ir en contra de la naturaleza.
  • El hombre hace parte de una misma inteligencia que nosotros, en tanto debemos hacerle bien y sufrirlo con paciencia. Sin embargo, aquellos hombres que se nos opongan en el cumplimiento de nuestros deberes, bajando a la categoría de los seres que me son indiferentes.
  • La mejor forma de vengarte de los que te injurian es que no los imites.
  • Acostúmbrate a prestar la máxima atención a lo que dice el otro y en cuanto sea posible intérnate en el alma del que habla contigo.

Bogotá, 29 de agosto de 2025

Andrés F. Bolívar